Insomnio

Los trastornos del sueño en la infancia tienen consecuencias esenciales sobre el crecimiento, el desarrollo, la cognición o el riesgo cardiometabólico que son imposibles de eliminar, modificar o mitigar.

Si no dormimos o dormimos mal, el resultado será un profundo cansancio e incapacidad para realizar nuestras actividades. No solo no poder trabajar o estudiar, sino también las funciones de todos nuestros órganos y células. Nuestro corazón y sistema circulatorio, digestión, cerebro, piel, etc. Así, el insomnio altera todos nuestros órganos.

Memoria y aprendizaje: de los primeros signos de privación del sueño, se observa pérdida de memoria, dificultad para adquirir nuevos aprendizajes, disminución de las habilidades motoras y cambios de humor, como irritabilidad.

Procesamiento de información sensorial: cuando dormimos tenemos una mayor capacidad para detectar y procesar información externa. Particularmente el auditivo y visual.

Sueños: Los sueños ocurren cada vez que dormimos. Generalmente recordamos los que suceden cuando nos despertamos en las fases más profundas del sueño. Los sueños pueden recrear estímulos que hemos experimentado estando despiertos y estímulos sensoriales que percibimos mientras dormimos. Por eso, dormir sin estímulos, como la televisión, es muy importante.

Conservación de energía: uno de los principales objetivos del sueño es conservar energía. Mientras dormimos, nuestro cuerpo está muy activo en la adquisición, almacenamiento, conservación, ahorro y organización de la energía. Por ejemplo, nuestro sistema digestivo absorbe nutrientes, nuestro sistema respiratorio está automatizado y hay un aumento relativo en la respiración. Además, nuestro sistema hormonal racionaliza nuestro metabolismo y define cómo utilizamos los nutrientes que adquirimos. Es por ello que trastornos tan graves como la obesidad y la alteración del crecimiento están íntimamente relacionados con un sueño inadecuado.

Las funciones cardiovasculares, la presión arterial y el ritmo cardíaco descienden, y hay vasodilatación, flujo sanguíneo cerebral y suministro de oxígeno al cerebro (aumenta particularmente en las áreas más activas durante el sueño).

Las hormonas (hormona del crecimiento, prolactina y otras hormonas sexuales, tirotropina o TSH que estimula la tiroides, adrenocorticotropina o ACTH, cortisol, melatonina, renina, etc.), la temperatura corporal, el metabolismo y la homeostasis, y en consecuencia la vida, están influidos por las modificaciones fisiológicas que ocurren o son inducidos por el sueño.

Dicho esto, podemos inferir que algunos síntomas o signos característicos de los trastornos del sueño son: cansancio, bajo rendimiento laboral, académico, social, sexual y familiar, irritabilidad, mal humor, depresión o ansiedad, pérdida de memoria, problemas de aprendizaje y problemas relacionados con la atención. al crecimiento y desarrollo, desarrollo cerebral, no recordar sueños, pesadillas, terrores nocturnos, sonambulismo, obesidad, diabetes, hipertensión, arritmias, infartos.